domingo, 18 de septiembre de 2011

Nosé como expresar ya mis sentimientos: ¡TE AMO!


''Te quiero, te quiero y te quiero, me susurraba al oido después de lo ocurrido. No se esperaba para nada aquello que pasó aquella tarde, fue tan intenso. Ella estaba allí, sentada en medio del cesped mirando al cielo azul, más despejado que nunca. No podía observar el color de sus ojos, pues llevava unas gafas que lo impedían. Me interesaba ver su mirada, en aquel momento daría lo que fuese por verla. Sabía cual era su nombre. Su boca era preciosa, más preciosa que la rosa que estaba acostada sobre su pecho. De repente se incorporó y se quito aquellas gafas. No sé que pasó en ese momento, pero de repente un rayo de sol salía de cada uno de sus ojos, me destellaban, me cegaban, no podía ver. Me pellizque y me dolía; todo era real. Era real todo aquello que me estaba sucediendo. El sol iluminó sus ojos, y los destellos que salieron iluminaron los mios hasta cegarlos. Cuando me dí cuenta, sus ojos eran azules, como el mismo cielo. Ya entiendo entoces porque ocurrió aquello; solo con ver el color de sus ojos pude ver que ella era débil, como una preciosa flor... De repente cojió aquella rosa, y comenzo a quitar cada pétalo con cuidado. Iba diciendo me quiere y no me quiere, así continuamente, alternando la frase en afirmativa y en negativa. El último pétalo que quedó lo observo con una gran sonrisa, le podía observar los dientes, y había uno en sí que destacaba: su colmillo. Aquel diente la caracterizaba, no entiendo por qué, tenía la sonrisa más bonita que nunca había visto jamás. Por la manera en la que miraba aquel pétalo pensé que iba a salir un sí. Y efectivamente así fue, de repente dijo ¡sí, sí, sí! ¡Por fin alguien aparecerá en mi vida! Parecía que era la primera vez en la que una simple rosa blanca le diría que iba a aparecer pronto el amor de su vida. De repente salí de mi escondite y me arrimé a ella. Su mirada de cerca me impactó, me dejó sin habla, con la boca boquiabierta. Todo ocurrió así desde mi punto de vista.''

''Te quiero, te quiero y te quiero, le susurré al oído por la grata sorpresa que me hizo. Para nada me lo esperaba allí. Aquel día me entró la nostalgia, me sentía sola. Sabía que pronto encontraría a alguien que me llevaría a volar y a tocar las estrellas sin pensarlo dos veces. Quería irme aquel día a pasar la tarde a una especie de prado, en donde solo se respira aire y se escucha a los pajaros hablar entre ellos. Cojí una rosa blanca con los ojos cerrados y me la lleve conmigo. Primero hablé, estaba hablando como si tuviese una amiga invisible. Llevava unas gafas oscuras un tanto oscuras, me molestaban, las tenía sucias. Me tumbé mirando al cielo y estaba despejado. Solo se veía pasar a personas viajando en aviones dejando estelas blancas en el cielo. A mí, me gustaría ser un pajaro y volar hacía donde yo quisiera. De repente me incorporé, pues sentí a algun bicho en mi oreja y los detesto. Que mejor momento este que quitarme las gafas, no me dejaban ver bien. Llevava tanto tiempo con las gafas puestas que cuando me las quité me cegué con el sol. Cojí la rosa y decidí hacer una vez más el famoso juego de si él me querrá. En realidad no tenía a nadie, pero esto me ayudaba a que si mi príncipe azul aparecería pronto diciéndome que me monte en su caballo. Quité los pétalos, y cuando me quedaba el último una pequeña hormiga me hacia cosquillas en el dedo corazón. La dejé ir por el césped. Sonreí porque el último pétalo de la flor decía que sí, que sí me quería. Para mi eso es que pronto aparecería en mi vida. Quien sabe cuando, sí hoy, si mañana, o dentro de un año... De repente apareció un chico de ojos verdes y moreno, me dijo ''¡Hola! Sé quién eres''. Su cara me sonaba, sabía quien era. Cuando se puso frente a mi cara el corazón parecía que iba a salirse de mi pecho, los latidos eran rápidos e intensos. No dije nada. El tampoco. Disfrutamos de unos minutos de silencio. Solo nos mirábamos, no parpadeábamos. De repente me besó en los labios. Ese beso me hizo alcanzar el cielo, ¡qué digo! ¡el universo! Después de ello le susurré al oído aquellas palabras, las más importantes, y por eso son las primeras que os he contado. Esas palabras son una manera de decir Te quiero. Oígo un ruido extraño,¿vosotros no? como una aspiradora... ZÁS''

¡Todo era un sueño! No puede ser. Me acabó de despertar, pero sí todo era real. Estabamos él y yo contando la historia, intrigando a nuestros nietos. No puede ser. Él existe, estoy totalmente segura. Joder, no quería despertar nunca. Quiero que aparezca en mi vida, él solo él, y que me enamore con sus ojos verdes, y sus labios.
Fue un sueño impactante, impresionante. Pero he de decir que más impresionante fue lo que ocurrió horas después. Era él ¡sí! Apareció en mi vida. Así de repente, no me lo esperaba, ¡si aquello tan solo era un sueño!
Solo se ha cumplido una parte de aquel maravilloso sueño. Que apareció de repente en mi vida, que nuestras miradas eran silenciosas y saltaban chispas, que lo amo con locura desde el primer día en que lo conocí, que por ahora lo dos deseamos que sea eterno si nada lo impide y que es el amor de mi vida. Falta otra parte, que esto se lo contemos a nuestro nietos. Yo quiero, ¿y tú?